CAJÓN DE SASTRE DE UNA HORMIGA DISIDENTE







miércoles, 6 de enero de 2010

CHINA, INDIA Y TIBET- EL CONFLICTO POR EL AGUA

La meseta del Tíbet, controlada por China, es la fuente de casi todos los ríos importantes indios.

Conforme aumenta su poder, China parece estar decidida a asfixiar a sus competidores asiáticos, una tendencia que se refleja en el endurecimiento de su postura hacia India.

El agua se está convirtiendo en un tema clave de seguridad en las relaciones chino-indias y en una fuente potencial de discordias duraderas.

El Tíbet es la fuente de casi todos los ríos importantes indios. Los vastos glaciares, los enormes manantiales subterráneos y la gran altura de la meseta del Tíbet hacen que sea el mayor depósito de agua dulce del mundo después de los casquetes polares. En efecto, todos los ríos importantes de Asia, salvo el Ganges, tienen su origen en la meseta del Tíbet. Incluso dos de los principales afluentes del Ganges fluyen desde ahí.






Actualmente, China está llevando a cabo grandes proyectos de transferencia de agua entre cuencas y entre ríos en la meseta del Tíbet, lo que amenaza con disminuir los flujos internacionales de los ríos hacia India y otros estados ribereños.

Las riadas que han sufrido en años recientes dos estados fronterizos indios -Himachal Pradesh y Arunachal Pradesh- fueron un desagradable recordatorio de que China no comparte información sobre los proyectos que lleva a cabo río arriba.

China ha estado construyendo presas en la mayoría de los ríos internacionales que fluyen desde el Tíbet, cuyo ecosistema frágil ya está en peligro debido al calentamiento global.

La idea más peligrosa que China está considerando es la desviación hacia el norte del río Brahmaputra, conocido como Yarlung Tsangpo por los tibetanos, pero que los chinos han rebautizado como Yaluzangbu. Es el río más alto del mundo y uno de los que fluyen con mayor rapidez. La desviación de las aguas del Brahmaputra hacia el reseco río Amarillo no es una idea que China discuta en público, porque el proyecto implica la devastación ambiental de las llanuras del nordeste de India y del este de Bangladesh y, por tanto, sería equivalente a declarar la guerra del agua a estos dos países.

Dos factores han estimulado las ambiciones de China de canalizar las aguas del Tíbet hacia el norte: la terminación de la presa de las Tres Gargantas, que China pregona como la mayor proeza de ingeniería desde la Gran Muralla, a pesar de sus patentes escollos ambientales; y el poder del presidente Hu Jintao, cuyos antecedentes engloban dos elementos clave: el agua y el Tíbet. Hu, que es hidrólogo de profesión, debe su rápido ascenso en el Partido Comunista a la brutal represión al amparo de la ley marcial que llevó a cabo en el Tíbet en 1989.
Los planes y proyectos de ingeniería hidráulica de China son un recordatorio de que el Tíbet está en el centro de las divisiones entre la India y China. El Tíbet dejó de ser un amortiguador político cuando China lo anexó a su territorio hace casi sesenta años.

B. Chellaney, profesor de estudios estratégicos en el Centro de Investigación sobre Políticas de Nueva Delhi.
Fragmento del artículo publicado en La Vanguardia 05/01/10
Fuente: http://www.project-syndicate.org/
Traducción: Kena Nequiz
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